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Parte de los cálculos del proyecto LIGO, ganador del premio Novel de Física de 2017, se realizaron en los supercomputadores de la RES

Divulgación
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13 Oct 2017
El proyecto LIGO, galardonado por haber detectado ondas gravitacionales tal como predijo Albert Einstein, utilizó los supercomputadores MareNostrum, FinisTerrae y Caléndula a través del Grupo de Relatividad y Gravitación de la UIB. La Red Española de Supercomputación ha aportado un total de 14 millones de horas de cómputo para la realización de los cálculos de este hallazgo.

El Grupo de Relatividad y Gravitación de la UIB es uno de los grupos pioneros en España en el estudio de las ondas gravitacionales. Tiene una larga trayectoria de participación en grandes colaboraciones internacionales, como LIGO y GEO, dos de los principales detectores de ondas gravitacionales. La investigación de este grupo realizada en el marco del proyecto LIGO ha empleado 20 millones de horas de cálculo en MareNostrum a través de las convocatorias de PRACE, y un total de 14 millones de horas en MareNostrum, FinisTerrae y Caléndula a través de las convocatorias de la RES.

Entre los principales investigadores de este grupo se encuentra el doctor Sascha Husa, profesor de Física Teórica en la UIB. El Dr. Husa explica en este video que en su trabajo emplea los supercomputadores para estudiar las señales de ondas gravitacionales creadas cuando dos agujeros negros colisionan, que son los eventos más violentos en el universo. Su trabajo en concreto es resolver ecuaciones y determinar, utilizando cálculos muy extensos, qué características tienen esas colisiones y cómo son exactamente las señales que emiten.

Las predicciones basadas en los cálculos realizados se comparan con los datos experimentales recibidos por los detectores, para obtener información fundamental sobre los sistemas que crearon las señales detectadas. Para realizar estas simulaciones numéricas muy complejas es necesario el uso de grandes máquinas de computación de altas prestaciones, ya que sin ellas este tipo de avances en ciencia sería impensable.

La Red Española de Supercomputación está formada por 13 máquinas que pertenecen a 12 instituciones públicas, y es una Infraestructura Científico-Tecnológica Singular (ICTS). La RES gestiona los recursos de supercomputación para garantizar que todos los investigadores de las instituciones españolas pueden acceder a ellos mediante una convocatoria abierta común, que prioriza los proyectos de mayor calidad científica.

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